Con la adaptación de El Eternauta por parte de Netflix encendiendo pasiones y debates, uno de los nombres que resuena con fuerza en el ecosistema narrativo argentino es el de Ramiro San Honorio. Escritor, guionista, docente y coleccionista apasionado, una voz autorizada para hablar de la obra de Germán Oesterheld, no solo por conocimiento académico, sino también por una vinculación afectiva que lo acompaña desde la infancia.
“El Eternauta me conquistó porque mostraba un héroe colectivo, alguien que no salva al mundo solo, sino con sus amigos, con su familia, en lugares que yo mismo conocía”, contó en una entrevista con Radio Universidad. Para él, el impacto de la historieta radica en esa humanidad del protagonista, que contrasta con los superhéroes individuales de los cómics norteamericanos. “Acá no hay un superhéroe. Hay un hombre que necesita a los demás”, afirma.
San Honorio no es solo un fan. Es también uno de los mayores coleccionistas de El Eternauta en Latinoamérica, con ediciones internacionales y piezas únicas. Pero su currículum trasciende largamente su rol de lector. Proveniente de una familia pionera de la televisión argentina, ha sido discípulo de maestros como Robert McKee y Linda Seger, y hoy es una figura central en el mundo narrativo de habla hispana.
Preside el Consejo de Nuevas Tecnologías de Argentores, dirige la carrera de Diseño Audiovisual en la UADE y ha trabajado como guionista para gigantes como Netflix, Sony, Viacom y Cartoon Network. Además, ha publicado bestsellers como El Séptimo Bastón de Dios y Argentum, y es autor de manuales de narrativa y videojuegos.
Consultado sobre la serie de Netflix, San Honorio no oculta su entusiasmo: “La esencia está. Lo dramático, lo épico, lo central de la historia está respetado. Se adaptó con inteligencia a los tiempos actuales, pero mantiene su alma”. Destacó especialmente la actuación de Ricardo Darín: “Logra transmitir todo con la mirada, incluso detrás de una máscara. Un desafío actoral enorme”.
Para quienes aún no se animaron a ver la serie o leer la historieta, San Honorio propone un acercamiento sencillo pero profundo: “Como con cualquier adaptación, lo ideal es buscar el origen. Leer la obra original enriquece la experiencia”.
Entre el cómic, la docencia, la literatura y la industria audiovisual, Ramiro San Honorio no solo analiza al Eternauta. Lo encarna. Porque como Oesterheld soñó con un héroe colectivo, San Honorio construye comunidad desde las historias. Y lo hace, como el mejor guionista, desde las sombras, pero con una pasión luminosa.
