Radio Universidad de San Juan

El COVID nos cambió el cerebro”: el argentino que lidera desde EE.UU. la mayor investigación global sobre secuelas neurológicas.

Gabriel de Erausquin habló esta mañana en Radio Universidad y reveló datos clave sobre cómo el virus afecta el cerebro. Desde EE.UU., encabeza un estudio internacional con base en Jujuy.

Cuando habla, no suena a científico encerrado en un laboratorio: su tono es claro, directo, hasta provocador. Pero detrás de cada palabra hay décadas de ciencia, premios, y una obsesión: entender qué le hizo el COVID-19 al cerebro humano. Gabriel de Erausquin, médico argentino radicado en Estados Unidos, es una figura clave en la neurociencia mundial y hoy lidera uno de los estudios más ambiciosos sobre los efectos del virus en la mente.

Desde la Universidad de Texas —donde dirige laboratorios de neuroimagen y neurodesarrollo, investiga el Alzheimer y coordina equipos internacionales— su voz suena con autoridad. Y esta mañana, en una entrevista con La Mañana de Universidad junto a Lucía Velázquez y Sergio Carelli, dejó varias frases que sacuden certezas instaladas desde la pandemia.

“Las secuelas del COVID en el sistema nervioso central son reales, medibles y, en algunos casos, devastadoras”, explicó. Su equipo lidera un consorcio internacional con estudios en más de 15 países —entre ellos, la Argentina— donde se analizan los efectos cognitivos a largo plazo del virus.

Los resultados son inquietantes. Las personas menores de 60 años presentan lo que se ha llamado “niebla mental”: dificultad para concentrarse, fatiga cognitiva, una especie de torpeza silenciosa. Pero el panorama empeora con la edad. “En mayores de 60 años, un tercio sufre pérdida de memoria reciente, problemas con el lenguaje y fallas en tareas cotidianas. El daño ya no es subjetivo: se ve en los estudios”, advirtió.

Sobre las vacunas para combatir el Covid-19 fue claro: “Aunque no previnieron el contagio ni fueron del todo efectivas en evitar muertes, las personas vacunadas presentaron menos secuelas neurológicas que quienes no lo estaban”. También cuestionó las cuarentenas: “Los países que no aplicaron restricciones severas tuvieron mejores indicadores. El aislamiento también enfermó”.

Pero lo más fuerte fue su respaldo a la hipótesis del origen artificial del virus: “El COVID-19 no tiene un origen natural. Es una quimera armada en laboratorio”, dijo, citando estudios genéticos y documentos oficiales de EE.UU. que vinculan la financiación del laboratorio de Wuhan con fondos norteamericanos.

De Erausquin destacó además que el estudio más grande del consorcio se desarrolla en Jujuy, con más de 2.000 participantes y coordinación científica de la sanjuanina Mariana Figreda Agiares. Una investigación de escala mundial con raíces locales, que pone a la ciencia argentina en un lugar protagónico.

La entrevista terminó, pero las preguntas recién empiezan. ¿Qué nos dejó realmente el virus? ¿Y qué verdades no se dijeron a tiempo? Lo único claro es que el COVID afectó algo más que los pulmones. Nos tocó la mente. Y tal vez, todavía no entendimos del todo cuánto.

Dr Gabriel de Erausquin, neurólogo y psiquiatra.
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